Sin niños, el pasado inocente descansa
Bajo el manto de la candidez eterna
Imperturbable como la tumba de un sabio
Allí reside el brío y pilar de la vida
Sin jóvenes, el corazón se encuentra en calma
Pues las exaltaciones fogosas mermaron
Así sean poderosas pasiones y furiosos arrebatos
Es el ciclo tormentoso de truenos y relámpagos
Sin adultos, el invierno anuncia su triunfal entrada
Boinas grises que envuelven nuestra mente y
ya los sueños de futuro se disuelven sin disimular
en recuerdos pintados que secan al calor de la memoria