De repente y sin anuncio te tuve entre mis brazos
pequeña bolita de amor, universo de ternura
pasó el tiempo y de pequeño koalita pasaste a ruiseñor
con tu canto mañanero y tu sonrisa crepuscular.
De balbuceos a nombres completos
de sílabas a oraciones y rosarios
rápido y lento vas avanzando
orgullo y encanto de mi corazón.
Cada día que pasa, cada palabra pronunciada
es un aliciente para mi alma a veces ensimismada
que haría sin tí hijo mío, sos la dicha de mi vida
el pilar de mi futuro y el refresco de mi pasado.
Cuando seas un hombre realizado en la madurez
estés feliz de haber recorrido tu camino a mi lado
algún día te irás y yo me iré, pero mientras tanto
siempre, siempre nos queda disfrutar.