El pan con el sudor se ganará, ahora bien, hay sudores más cotizados que otros
la inquietud material del picador de piedras ¿es menor o mayor a la de un gerente?
incertidumbre cotidiana, queremos el asiento cómodo de lo pretendido
nos rendimos ante el inevitable devenir, asumimos el destino con pasividad
dejamos en manos de Dios, el lugar donde nacemos y el lugar donde morimos
el lugar en donde depósitamos nuestro amor y en donde nuestra frustración
pero algo nos hace sentir perdidos, esa pregunta constante o no
de ¿quo ego vado?, y la respuesta, casi como un susurro, el reproche
¿quo vadis?, que nos interpela, que nos encamina, que nos quita de lo errático
y en medio de un mar de desasosiego, navegamos sobre las profundas aguas del abismo
con la sola ayuda divina que nos envía desde las estrellas, pàra evitar colisionar contra las rocas
día tras día, con la sal en nuestro rostro, en nuestras ropas, izando velas y esperando el viento del Señor
favorable, hasta el último día, hasta sabernos lejos del abismo, hasta cerrar los ojos en busca de salvación.