Recorro los pasillos buscando la salida
pero no encuentro las llaves que abran las puertas
encerrado en el baño, me encuentro frente al espejo
y lloro amargamente, no reconozco mi rostro
¿a dónde he ido? Mi piel ya no oculta el vacío
en el que me he convertido,
Los muertos en mi placard me señalan y acorralan
todas las noches, en vela, en medio de la oscuridad
las sombras bailan con hipnotizante ritmo
ya no tienen pudor, yo tengo pudor
los pasillos son de ellas, transitan y habitan en la penumbra
y yo, allí, sin salida, atrapado por el ayer, sin un futuro
en el que refugiarme, desnudo e impuro.
Me perdí en mi propia negación.
Ya no está el redentor para abrigarme.
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