En los días más secos, en las noches más tristes
lanzo este poema como escrito al viento,
siento una explosión de arrebatos inconexos.
Así como la tinta,
me fui diluyendo en los deseos.
Y es hoy cuando pienso
que es mejor arder de una buena vez
a apagarse de a poco en el intento ya no reconocerse al tiempo es agónico el proceso de mirarse al espejo
y ser tan solo un recuerdo.
La existencia se vuelve ceniza grisácea de indiferencia no es más que una vaga nostalgia
un entrañable recuerdo.
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