La lengua muda se muerde así misma.
No pronuncia las letras que escribe, que lee.
Es más silencio que sentencia.
Es más perdón que condena.
Se la presiente ausente, pero se sabe añorada.
Es una proclama que canta por las voces acalladas.
No hace mucho la sentí, es una imagen que habla.
Es la conciencia que declama.
Que da descanso a los justos y almohadas de piedra a los pecaminosos.
Es la lengua muda, la que no dice nada y a la vez comprende todo.
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